No sin suspense. El reloj registra casi la una de la madrugada en Nueva York cuando Aryna Sabalenka emite un rugido estremecedor que resuena en la inmensa central de Nueva York, desde donde observa Naomi Osaka, doble campeona del torneo. La japonesa se ha dejado ver estos días por el torneo después de haber sido madre y desde la grada comprueba que el paisaje que ella dejó en enero ha cambiado. No está en la pista Iga Swiatek, gran dominadora hasta que la nipona inició el paréntesis, pero sí la bielorrusa, que se ha hecho con las riendas del circuito y apunta ahora a su segundo gran título tras batir a Madison Keys (0-6, 7-6(1) y 7-6(5). La final del sábado (22.00, Movistar) está servida: Sabalenka frente a la heroína local, Coco Gauff, superior en el primer turno a Karolina Muchova (6-4 y 7-5).
De forma prácticamente inverosímil, la de Minsk ha remontado un duelo que se le ha escurrido de entre los dedos a Keys. La estadounidense se había llevado el primer set en blanco y servía después para cerrar el partido, con 5-4 en el segundo, pero el tembleque le ha costado caro y a la hora de la verdad, en la suerte del desempate, la rival no falla al engatillar. Hoy por hoy, no es de las que duda Sabalenka, ejemplo absoluto de hambre y de regularidad. Triunfó en el Open de Australia, se quedó en las semifinales de Roland Garros y Wimbledon, y atrapa ahora su primera final del US Open, de donde saldrá como brillante número uno al recoger el testigo de la polaca Swiatek, eliminada en los octavos.
Su 2023 se traduce en 50 victorias, dos trofeos (Australia y Madrid) y un balance espectacular en los Grand Slams, con 23 triunfos y tan solo dos derrotas. Merecidamente encumbrada, se medirá en el desenlace del torneo con Gauff, lo que a priori se traduce en el mejor pulso posible: es la mejor del año contra la más fuerte del momento. La estadounidense de 19 años aterrizó en Flushing Meadows con el impulso obtenido en Washington (su primer WTA 500) y Cincinnati (su primer WTA 1000), y está a un solo paso de satisfacer el deseo personal de alzar su primer major y también el de la grada, que la contempla como la gran esperanza a corto, medio y largo plazo.
“Estar en la final es increíble, pero todavía no estoy satisfecha. Cuando digo que todavía queda trabajo por hacer, es una referencia a Kobe [Bryant, baloncestista fallecido en 2020 en un accidente de helicóptero]. Tenía una mentalidad increíble e intento hacer lo mismo; disfruto, pero debo seguir adelante. Me queda mucho por hacer”, expresa Coco, que encadena 11 victorias este verano e intentará redimirse de la derrota del año pasado en Roland Garros, donde fue superada en el episodio definitivo por Swiatek. “Entonces me sorprendió llegar a la final; ahora tampoco esperaba hacerlo, pero me siento aliviada de haberlo conseguido por todo lo que se espera de mí. Ahora tengo la madurez y la capacidad para conseguirlo, e independientemente de lo que suceda el sábado, estaré orgullosa de cómo he manejado estas últimas semanas”, prosigue la número tres del mundo.
Los precedentes señalan que Gauff domina el cuerpo a cuerpo con Sabalenka por 3-2, y por 2-1 sobre cemento (exterior). Ella –dirigida por el catalán Pere Riba– y Muchova tuvieron que sobreponerse a una interrupción de 49 minutos debido a la protesta de tres activistas que denunciaban el uso de combustibles fósiles desde la grada. Uno de ellos pegó sus pies al hormigón y los empleados de seguridad tuvieron dificultades para desalojarle. Las tenistas se retiraron al gimnasio del vestuario para no enfiarse.
“No sé exactamente sobre qué protestaban, pero sí que era sobre el medio ambiente. Yo creo en eso al cien por cien. Creo que podemos hacer las cosas mucho mejor. ¿Qué preferiría que no ocurriera en mi partido? Claro que sí, no voy a mentir… Pero tenía la sensación de que iba a pasar también aquí, porque ya ocurrió en Roland Garros y Wimbledon. Es lo que hay. Momentos como este definen la historia, son decisivos. El cambio climático existe. No estaba enfadada con estas personas; si sentían que tenían que hacer eso para hacerse oír, no puedo estar enfadada con ellas”, resuelve Gauff, la gran alegría local. La fiesta no es completa por la caída de Keys, pero Nueva York ya se relame con el magnífico cartel de la final.
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