Medio año ha durado el culebrón político más seguido de la guerra en Ucrania. El cese de Oleksii Reznikov, todavía hoy ministro en funciones de Defensa, era un secreto a voces desde el pasado febrero, cuando miembros del partido del presidente, Volodímir Zelenski, dieron por hecho que su relevo se produciría en aquel momento. Desde entonces no ha habido mes en el que los medios de comunicación —y el propio afectado— no especularan con el momento de su marcha. Los preparativos de la contraofensiva pospusieron una decisión que Zelenski ya había tomado, según sus fieles, para demostrar que la lucha contra la corrupción es tan importante como la que se libra en el campo de batalla.
Zelenski anunció este domingo que propondría a la Rada, el Parlamento ucranio, la destitución de Reznikov (57 años). El motivo, según el jefe de Estado, es que el Ministerio de Defensa necesita un nuevo rumbo. Reznikov ha sido un activo fundamental en la estrategia ucrania para negociar las partidas de ayuda militar extranjeras. Abogado y militar de carrera durante la Unión Soviética, sus dotes para establecer sólidas relaciones personales con sus homólogos en los Estados miembros de la OTAN han sido clave en la defensa de su país. Reznikov, como Zelenski, no he perdido oportunidad para reunirse con políticos y altos mandos militares occidentales. Con la titular de Defensa de España, Margarita Robles, visitó en diciembre de 2022 la ciudad de Odesa, y el pasado abril acudió a Madrid para reunirse con ella. “Es un honor y una satisfacción recibir a mi querido amigo Oleksii”, recalcó Robles.
En su carta de despedida, en la que confirmaba su cese ante la Rada, Reznikov incidía en que en el año y medio de guerra que ha estado al frente de Defensa, las Fuerzas Armadas de Ucrania han conseguido expulsar a los invasores del 50% de los territorios que habían ocupado, desde la fracasada ofensiva rusa sobre Kiev, a la liberación de la provincia de Járkov o de la mitad de la provincia de Jersón. Pero esto no ha sido suficiente para salvarle en el cargo.
Traición a la patria
Una prioridad de Zelenski es transmitir señales a su ciudadanía y a Europa de que está combatiendo la corrupción sistémica que sufre el país. Ucrania es candidata a formar parte de la Unión Europea desde junio de 2022. La Comisión Europea ha incidido en que la mejora de los niveles de corrupción, sobre todo por parte de altos cargos del Estado, es una prioridad inevitable para el ingreso. Desde el año pasado, Zelenski ha aprobado decenas de ceses vinculados a casos de corrupción durante la guerra, y también ha reforzado la independencia de la Fiscalía Anticorrupción y ha dado mayores poderes a la Agencia Nacional para la Prevención de la Corrupción. Los escándalos de malversación son constantes, en todos los ámbitos de la administración pública, pero los vinculados a las Fuerzas Armadas, y al presupuesto de la defensa del país, acarrean una trascendencia que el propio presidente admitió este agosto al proponer a la Rada que se equiparen a los de traición a la patria.
Estados Unidos y los países de la Unión Europea han suministrado en año y medio a Ucrania ayuda valorada en más de 165.000 millones de euros, la mayoría, a sus Fuerzas Armadas. Los aliados de Kiev exigen cada vez más transparencia y la acumulación de informaciones sobre corrupción en el Ministerio de Defensa era insostenible. A Reznikov no se le acusa de ninguna irregularidad, pero él mismo ha concedido que el responsable final de lo que ha sucedido en su ministerio es él. Y lo que ha sucedido ha enervado a la opinión pública ucrania.
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Primero fue un contrato millonario, investigado por la justicia, para la compra de raciones de comida para las tropas. El contrato se firmó con precios inflados y con menos cantidades de las estipuladas. Luego se produjo otro escándalo sobre la compra, supuestamente a precios muy por encima del coste medio de mercado, de uniformes para el ejército. Zelenski también cesó en agosto a todos los responsables de las oficinas de reclutamiento provinciales de las Fuerzas Armadas ante la sucesión de pruebas de sobornos pagados por miles de hombres ucranios para no ser alistados.
A principios de este año, cuando más voces pedían su destitución, Reznikov estaba centrado en las negociaciones con los países aliados de Ucrania para aportar una nueva fase de armamento que permitiera lanzar con garantías la presente contraofensiva contra las defensas rusas. Su relevo habría supuesto entonces un contratiempo mayúsculo para las opciones militares ucranias en el frente.
El Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas Ucranias no son los únicos focos de corrupción vinculados al dinero que el país debe invertir para defenderse de la invasión rusa. Zelenski relevó el pasado febrero a la cúpula del departamento de control de fronteras por las irregularidades detectadas en el servicio de aduanas. “La situación no ha hecho más que empeorar durante la guerra”, afirmó por entonces Danilo Hermantsev, diputado del Servidor del Pueblo, el partido de Zelenski, y jefe de la comisión parlamentaria de finanzas, impuestos y aranceles. EL PAÍS ha recibido en el último año varias quejas por parte de donantes de ayuda al ejército sobre presuntas exigencias de mordidas en la frontera para acelerar el proceso de importación del material que debe ser destinado a la defensa del país, sean vehículos todoterreno o equipos no letales.
Fuentes del Gobierno de Estados Unidos y de un Ministerio de Exteriores de un Estado miembro de la Unión Europea han explicado en los últimos días a este diario que están reforzando su red de información alternativa a la oficial de Kiev para monitorizar el destino de las ayudas que suministran a Ucrania.
Zelenski ha confirmado que su núcleo duro está estudiando convocar elecciones presidenciales y legislativas en 2024. El mandato del presidente termina el próximo marzo y los comicios para la Rada deberían celebrarse este octubre. La Constitución y la ley marcial prohíben elecciones en tiempo de guerra, pero hombres de confianza de Zelenski, como el presidente del parlamento, Ruslan Stefanchuk, han dado por hecho que se propondrá una reforma legal para que la convocatoria electoral sea posible. Medios de referencia ucranios como Pravda y Telegraf, además de expertos consultados este agosto por EL PAÍS, han indicado que la principal razón de llamar a los ucranios a las urnas es la progresiva pérdida de popularidad de Zelenski y de su partido. Esta pérdida de apoyo tiene que ver en buena parte, según explicó Mark Savchuk, consejero de la Oficina Nacional Anticorrupción, con el hecho de que la población no detecta que las profundas reformas que prometió el presidente para democratizar y limpiar el país de corrupción se estén materializando.
La caída de Reznikov se entiende en este contexto. Varios medios de comunicación ucranios han sugerido que podría ser nombrado embajador de Ucrania en el Reino Unido. Hace medio año, cuando desde el partido de Zelenski se informó de que Reznikov tenía las horas contadas, se especuló con que se le pondría al frente de un nuevo Ministerio de Industria Armamentística.
Su sucesor como titular de Defensa es Rustem Umerov, tártaro musulmán de Crimea, hasta ahora máximo responsable del Fondo de Propiedades Estatales de Ucrania y uno de los principales negociadores de intercambio de prisioneros de guerra con Rusia. Además de la proximidad de Umerov con Zelenski, su elección tiene que ver con la defensa de los tártaros de Crimea, grupo étnico nativo, por parte del poder político ucranio, como opositores a la ocupación rusa en la península del mar Negro y como ejemplo del respeto a la diversidad de las nacionalidades que conviven en Ucrania exigida por la UE para iniciar las negociaciones de adhesión.
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