sábado, noviembre 2

El crecimiento se ralentizó ligeramente en la OCDE durante el segundo trimestre | Economía

Hay países cuyas economías hace tiempo que pasaron la página de la pandemia: el PIB de Estados Unidos, por ejemplo, cerró el segundo trimestre un 6,2% por encima de los umbrales anteriores al virus. Otros, en cambio, transitan mucho más rezagados, como el Reino Unido del Brexit y la inflación desbocada, que aún no ha regresado a ese nivel de actividad tres años y medio después, aunque solo le faltan dos décimas para llegar. En un tercer grupo, el de los que apenas acaban de llevar sus números a esa simbólica altura prepandémica, está España, cuatro décimas por encima a finales de junio. Así lo muestran los datos publicados este lunes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que recoge un crecimiento conjunto de cuatro décimas en el segundo trimestre, una menos que en los tres primeros meses del año. “Esto amplía el patrón constante de crecimiento moderado observado desde el primer trimestre de 2022″, afirma la entidad.

La frase muestra el momento incierto que vive la economía global: los furiosos rebotes pospandémicos ya pasaron, la inflación aprieta algo menos gracias al enorme ejercicio de adaptación de Occidente para reducir la dependencia energética de Rusia, pero sigue obstaculizando el paso de oxígeno, como los altos tipos de interés para los hogares que dependen de la financiación para adquirir una vivienda o pagar las deudas de la que compraron. Resulta complicado predecir qué será lo siguiente: si un periodo prolongado de bajo crecimiento, una recesión por el endurecimiento excesivo de la política monetaria por los bancos centrales y el preocupante parón chino, o un nuevo auge a lomos de la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico.

La OCDE, en este caso, no ofrece pistas, porque presenta una fotografía de lo ocurrido en el pasado reciente. Sobre España, muy penalizada por los confinamientos debido a su dependencia del turismo, dice esto: “España, el país de la OCDE más severamente impactado por la pandemia —con una contracción del PIB del 11,3% en 2020—, superó sus niveles prepandemia por primera vez en el segundo trimestre por cuatro décimas”. Eso la sitúa por debajo de la media tanto de la OCDE, que está un 5,1% por encima, como de la zona euro, un 2,7% más arriba. Si bien en los dos últimos trimestres la economía española se ha movido exactamente al mismo ritmo que la media de la OCDE, con crecimientos de cinco décimas en el primer trimestre y cuatro en el segundo.

Al analizar lo ocurrido en los países ricos, la OCDE detecta contrastes. Un buen comportamiento de la economía japonesa gracias al aumento de las exportaciones y la caída de sus importaciones (+1,5% de mejora del PIB, acelerando desde el 0,9% del primero). Y de la francesa, también animada por su balanza comercial (0,5% de avance del PIB frente al 0,1% anterior). Aceptable en Estados Unidos (0,6% vs 0,5%) y el Reino Unido (0,2% vs 0,1%), donde el aumento del gasto público y privado fue el factor decisivo, pero sin demasiados motivos para tirar cohetes, pues se mantiene junto a la República Checa como el único país de la OCDE que no ha recuperado el nivel prepandemia. El dato es malo sin paliativos en Italia (-0,3% frente a un crecimiento de seis décimas en el primer trimestre), flojo en Canadá (0,3% vs 0,8%), y Alemania sigue sin levantar cabeza, estancada tras haberse contraído en los dos trimestres anteriores, cuando entró en una recesión técnica de la que ahora escapa por la mínima, con su potente sector exportador atravesando una racha negativa, en parte por los menores pedidos desde China, uno de sus grandes clientes.

El organismo también hace una aproximación a lo que está ocurriendo en los países más cercanos geográficamente a Ucrania, asolada por la guerra. Y los datos muestran que no se mueven de forma homogénea: mientras Lituania creció en el segundo trimestre un robusto 2,8% tras un mal primer trimestre donde cayó un 2,1%, en Polonia sucedió lo contrario, con un descenso del PIB del 3,7%, casi lo mismo que creció en el primero. Hungría, por su parte, sigue sumida en la recesión, con una caída de tres décimas de su economía, el cuarto trimestre consecutivo de bajadas. Su primer ministro, Viktor Orbán, ha dicho recientemente que si en 2023 el objetivo es controlar una inflación asfixiante que ha estado 11 meses por encima del 20%, 2024 será el año de restaurar el crecimiento económico.

Si se observan únicamente los países de la OCDE, Irlanda (3,3%), Eslovenia (1,4%) y Costa Rica (1,3%), son los que más crecen. Y los que menos son Polonia (-3,7%), Suecia (-1,5%) y Colombia (-1%).

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