El campeón vuelve a escena. El Real Madrid inicia este viernes la defensa del título de la Euroliga en la cancha del Baskonia (20.30, Movistar). El conjunto de Chus Mateo ha conservado el armazón que conquistó Kaunas y lo ha reforzado con Facundo Campazzo. El base argentino compartirá el timón con Sergio Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 37 años), una de las tres patas de la leyenda blanca que continúa en la plantilla, junto a Rudy Fernández y Sergio Llull. El Chacho estira con pasión una de las mejores carreras del baloncesto español: de Estudiantes y el Madrid a una doble etapa en la NBA (Sacramento, Knicks y Philadelphia) y pasos triunfales por el CSKA Moscú y el Olimpia Milano. El campeón de Europa y del mundo con la selección, vencedor entre muchos otros títulos de tres Euroligas, imparte todavía su magisterio.
Pregunta. ¿Qué queda del primer Chacho?
Respuesta. La misma ilusión. Estoy muy contento de estar en el Madrid y de competir por todos los títulos. Eso me da tranquilidad. Está siendo una carrera muy extensa, con mucha suerte de haber estado es sitios muy especiales. Tengo aún la gasolina de querer ganar cada día. Y sigo divirtiéndome igual que cuando empecé. Cada entrenamiento y cada partido me lo tomo con mucha responsabilidad, pero también con la sensación de que el baloncesto es un juego y tengo que divertirme. Trabajo dentro de esa mezcla para a la vez ganar y pasármelo bien. En el Madrid tenemos mucha presión y responsabilidad por vestir esta camiseta, pero siempre entendiéndolo como un juego. Cuanto más cómodos estemos, mejor salen las cosas.
P. ¿En qué ha evolucionado como jugador?
R. Sé las cosas que me vienen bien y las que no. Al principio de mi carrera trataba de averiguarlo. Lo suplía con una energía tremenda y las ganas de comerme el mundo. Luego vas viendo dónde te equivocas y dónde aciertas. Ahora no tengo esa energía, como es lógico, pero sí los conocimientos y la experiencia de qué hacer para estar mejor. En mi caso la mejora en el tiro me ha abierto muchas posibilidades en el juego. Eso lo tengo presente para tener otro tipo de amenaza y así ayudar al equipo.
P. ¿Y el puesto de base?
R. El jugador es hoy más físico y rápido. Pero lo más importante se ha mantenido. La clave de un base es que se sientan cómodos jugando contigo, que sepas ayudar a tus compañeros en cada momento en ataque y defensa, darles esos consejos porque tú ves el juego desde un prisma diferente al que tienen ellos sin el balón, y cuando estás en el banquillo analizar la estrategia del contrario. Y también ver los fallos del rival en menos tiempo que los demás.
P. ¿Cuál es el secreto de un buen pase?
R. Es intuición y posición. El equipo ha de estar organizado y cada uno debe estar en su sitio. Si los jugadores no están situados según el esquema acordado, el pase no va a llegar. Hay pases definitivos, a canasta, y otros que ayudan a moverse y encontrar luego el pase final. Para mí un alley oop es algo que siempre he buscado y que es una situación definitiva. No es tan arriesgada como parece. Buscas a alguien cercano al aro y que solo tiene que terminar. Es muy efectivo.
P. ¿La inteligencia para jugar está subordinada al físico en el baloncesto actual?
R. No. Jugamos 90 partidos al año y sin una mejoría física no llegas, por mucho baloncesto que tengas en la cabeza. Sin físico no aportas nada. Pero en los momentos decisivos, cuando se juega todo, es como antes, tiene que estar todo muy medido. La inteligencia es la que decide en los momentos de máxima presión. Ahora a principio de temporada vamos más con la inercia, no estamos tan preparados tácticamente. Cuando la presión aumenta, es cuando hay que estar más vivo de cabeza.
P. ¿En algún momento se ha arrepentido de haber dejado la selección?
R. No. Yo empecé con la selección a los 14 años y estuve disponible durante 20 veranos, salvo un parón en 2019. Física y mentalmente no podía. Había sido un año muy complicado en Moscú. Me fue muy bien descansar ese verano y España fue campeona del mundo. Hay que saber quitarse cuando te tienes que quitar, y después de los Juegos de Tokio era el momento perfecto, con 35 años y después de haber jugado en todas las categorías. No tenía más que darle a la selección, salvo apoyar desde fuera. Viene una generación nueva que necesita esa experiencia de jugar siendo jóvenes. Ese es el ciclo. Soy muy afortunado de estar todavía a un nivel alto y ganando títulos. Luego has de saber cómo estás físicamente y qué necesitas para ser productivo. Yo lo he dado todo con España, gané más de que lo soñaba. Estoy en paz.
P. ¿Le parece justa que siga la exclusión de los equipos rusos de la Euroliga?
R. Es una situación compleja. Tengo mucho cariño por el CSKA. Espero que acabe la guerra y todo vuelva a la normalidad.
P. Defina a estos entrenadores que le han dirigido. Scariolo…
R. Preparación.
P. Itoudis.
R. Competidor.
P. Messina.
R. Maestro.
P. Mike d’Antoni.
R. Juego libre.
P. ¿Y a usted le gustaría ser entrenador?
R. No lo sé aún. De momento quiero disfrutar como jugador. En principio no tengo el gusanillo de entrenador, pero lo tendré de baloncesto. No sé si podré vivir sin esa adrenalina que voy a perder como jugador. Lo más cercano puede ser entrenar.
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