sábado, octubre 5

El ex primer ministro de Tailandia Thaksin Shinawatra, encarcelado al regresar al país tras 15 años de exilio | Internacional

Al culebrón político en el que Tailandia llevaba sumida desde las elecciones del pasado mayo se le ha sumado un nuevo actor, Thaksin Shinawatra. El primer ministro depuesto tras un golpe militar en 2006 puso fin este martes a 15 años de exilio voluntario, coincidiendo con la jornada en la que el Parlamento ha designado como jefe de Gobierno a un candidato afín, Srettha Thavisin.

Shinawatra, el multimillonario fundador de Pheu Thai, el partido de corte populista que lidera ahora la formación de Gobierno, ha sido inmediatamente encarcelado a su llegada a Bangkok, en virtud de varias condenas en ausencia. Algunos académicos citados por medios locales consideran que su regreso ha sido parte de una estratagema para convencer al Senado —formado en su mayoría por generales castrenses— de aprobar la candidatura de Srettha Thavisin, que se presentaba al frente de una amplia coalición de partidos prodemocracia y de otros favorables al ejército. El mes pasado, la Cámara alta votó en contra del ganador de los comicios, Pita Limjaroenrat, de la formación reformista Avanzar, que se ha quedado fuera de dicha alianza.

Thaksin Shinawatra, de 74 años, vivía en un exilio autoimpuesto desde 2008, en parte para evitar enfrentarse a cargos por corrupción y abuso de poder relacionados con sus negocios de telecomunicaciones, gracias a los que amasó su fortuna. Durante estos años, el magnate, expropietario del Manchester City, ha vivido en el Reino Unido, Hong Kong y Dubái, y ha evitado a toda costa poner un pie en su Tailandia natal por miedo a no recibir un trato justo. Fue juzgado en ausencia y declarado culpable de tres delitos relacionados con su gestión al frente del país y su antigua empresa Shin Corp.

Este martes, su jet privado aterrizó en el aeropuerto internacional Don Mueang de Bangkok alrededor de las 09.00, hora local (las 03.00 de la madrugada en la España peninsular), donde lo esperaban cientos de simpatizantes. El exdirigente fue rápidamente arrestado y llevado por la policía del Tribunal Supremo a una prisión de la capital, donde deberá pasar ocho años entre rejas. El inminente regreso al poder del partido asociado a su familia, sin embargo, podría traducirse más adelante en una reducción de la pena.

Pheu Thai fue la segunda fuerza más votada en los comicios del 14 de mayo. Su pacto con la formación ganadora, Avanzar, fracasó después de que el líder de ese partido, Pita Limjaroenrat, no obtuviera el apoyo de las élites monárquicas y militares el pasado julio. El martes, horas después de la llegada de Thaksin, el Parlamento tailandés votó a favor de Srettha Thavisin para convertirse en el trigésimo primer ministro del país. El empresario inmobiliario, de 60 años, entró en política hace apenas unos meses y remplazará al general Prayut Chan-O-Cha, quien ha dirigido el país desde el golpe de Estado 2014.

La historia entre la familia Shinawatra y el ejército es larga y amarga. Los militares desalojaron del poder en una asonada a Thaksin, en 2006, y a su hermana, Yingluck, en 2014. Por eso, el regreso del mayor de los Shinawatra ha suscitado especulaciones sobre que se haya producido una alianza entre bambalinas entre el Pheu Thai y sus antiguos enemigos, para permitirle volver sano y salvo a la nación del sudeste asiático. Su hermana Yingluck lleva seis años exiliada en Dubái y se enfrenta a cargos por negligencia por un plan de subvenciones al arroz durante sus años al mando. El lunes acompañó a su hermano hasta Singapur, desde donde este voló hacia Bangkok. “El día que tanto llevabas esperando ha llegado. Buena suerte, hermano”, asegura el mensaje que acompaña a un vídeo que ha publicado en su cuenta de Instagram. Cuando Thaksin se marchó de Tailandia en 2008 aseguró: “Si soy lo suficientemente afortunado, volveré y moriré en suelo tailandés”.

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El resultado de la votación de este martes es el último giro en una lucha por el poder que se remonta casi dos décadas atrás entre el Pheu Thai, que ha ganado cinco elecciones generales, y una unión entre las élites conservadoras, militares y familias adineradas que llevan mucho tiempo influenciando en la política y la economía nacional. “No estamos mintiendo al pueblo, pero tenemos que ser realistas”, expresó el lunes Srettha, para explicar que no tenía más remedio que aliarse con algunos rivales con los que antes había prometido que no colaboraría.

El neófito político tiene ante sí la difícil tarea de formar y mantener unida una coalición que se presenta muy frágil, y que incluye partidos respaldados por los militares monárquicos que anteriormente derrocaron dos gobiernos de su partido. En un sondeo publicado el domingo por el Instituto Nacional para la Administración del Desarrollo, el 64% de los encuestados dijo estar en desacuerdo con la idea de que Pheu Thai se aliara con formaciones que reciben el apoyo de los militares.

Thanaporn Sriyankul, director del Instituto de Políticas y Análisis Político tailandés, expresó al rotativo Bangkok Post que Thaksin ha regresado porque tenía la certeza de que Pheu Thai podría formar Gobierno y, según señala este medio, todo apunta a que se convertirá en su líder de facto. Este analista opina que Thaksin tendrá que servir como un “rehén político” para asegurar a los partidos castrenses (la Nación Unida Tailandesa y el Palang Pracharath) que el Pheu Thai está dispuesto a colaborar.

Una figura clave desde su exilio

Desde su exilio, Thaksin Shinawatra ha sido una figura clave y divisiva en la política tailandesa, arropado por sus simpatizantes conocidos como los “camisas rojas”, enfrentados a los “amarillos”, elementos conservadores adictos a la monarquía. Thaksin, acusado de corrupción por sus detractores, denunció repetidamente lo que considera como una maniobra judicial destinada a apartarlo del poder, en beneficio de las élites castrenses y monárquicas. Al incluir en su coalición a partidos pro ejército, la formación Pheu Thai, la segunda más votada en los comicios de mayo, espera un gesto del poder en beneficio de Thaksin Shinawatra, cuyo estado de salud requiere vigilancia médica por los problemas que padece de corazón y pulmones.

El politólogo Aaron Connelly indica a la agencia France Presse: “Si el rey no concede la gracia a Thaksin en un determinado plazo, Pheu Thai podría empezar a hacerse preguntas sobre la coalición” formada para llegar al poder. El pedido de gracia real lleva entre uno y dos meses, según detalló un responsable de la administración penitenciaria tailandesa.

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