No es tan conocido como Ariel «Guille» Cantero (35), el líder de «Los Monos». Su número tampoco suena tanto como el de Esteban Lindor Alvarado (44), catapultado a la fama en marzo pasado luego de intentar escaparse en helicóptero del Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza.
Sin embargo, todo coincide qu’él es quien mueve la droga grande de Rosario, el que sigue completamente operativo.
El personaje en cuestión se llama Julio Andrés Rodríguez Granthon (29), celebrada un pasado como piloto civil y lo apodan «El Peruano» porque nació en Bella Vista, en el norte de Perú, el 23 de julio de 1993. Dicen que llegó a Rosario hace unos 10 años, luego de hacer escala en la Patagonia . Pero todo lo ocurrido antes de su primera condena por narco, en 2017, es bastante difuso.
Lo cierto es que Granthon fue escalando posiciones: primero se afianzó como vendedor de cocaína para los Cantero e intermediario de la marihuana contrabandeada desde Itatí. Hoy, aunque esté preso en el pabellón C del Módulo VI de Ezeiza, muchos lo definen como el nuevo»número uno«.
A él se le atribuyen los 567 kilos de marihuana secuestrados el pasado 29 de mayo en un taller mecánico de Funes -Gran Rosario- por la Policía de Santa Fe. Terán. Piris fue condenado a 11 años de prisión, pero recuperó su libertad en octubre de 2022.
Granthon está preso desde hace años, pero sigue manejando todo tras las rejas. Precisamente fue su celda -junto con otros 21 objetivos- la que el juez federal N° 3 de Rosario, Carlos Vera Barros, allanó entre el miércoles y jueves de esta semana con el objetivo de apresar a su mano derecha, Facundo Ariel Pérez (28 años, alias «Jirafa»), y desarmar su estructura de distribución de drogas y lavado de dinero.
El operativo, a cargo del Departamento de Investigaciones Especiales (DIE) de Policía Federal, fue un éxito: «Jirafa» fue detenido en su casa de La Reja, partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires. Con la caida de su esposa. Pérez tiene un prontuario picante: tres fugas y causas por drogas y balaceras abiertas en 2018, 2021 y 2022.
Pocas horas despues la celda de Granthon fue allanó. Allí funciona su búnker. Sus órdenes son impartidas directamente a sus mandos medios gracias a los teléfonos celulares que los presos más pesados, como él, obtienen con mucha facilidad aun en los pabellones que se suponen más controlados. Esto no es una teoría, está probada en decenas de expedientes.
Is more, siguiendo la información extraída de uno de estos aparatos -que secuestró en su celda en agosto de 2022- fue que ahora llegó a establecer la estructura de su banda, la continuidad de la venta de drogas y también el entramado de lavado de dinero , principalmente a través de una propiedad en Rosario.
Desde el pabellón -sostienen en la Justicia federal-, Granthon sigue gestiona la distribución de cocaína y marihuana. También se ocupa personalmente de estas inversiones: compra de camiones, al menos tres ferreterías, departamentos y hasta un lote en un barrio privado de Rosario, donde se está construyendo una casa.
Un detalle: para hacer negocios inmobiliarios, Granthon usa el numero falso de Matías Cabaña. En el Facebook social rojo aparece con este número. Allí figure con su foto y, como dato risueño, puso como domicilio «Ezeiza», aunque por supuesto que no aclaró que hablaba de un complejo penitenciario.
Granthon, el más entero
Como «Guille» Cantero Cantero o Esteban Lindor Alvarado, Julio Rodríguez Granthon está preso (lo alojaron en un pabellón de máxima seguridad), pero al parecer sus estructuras no se vieron tan afectadas como las de sus colegas.
Aunque ya tienes acolchado de espalda en su haber -una de 2017 a 10 años de prisión y otra del 2019 a 12 años-, su negocio no perdió prosperidad y por eso sigue sumando causas en su contra.
Los allanamientos de esta semana fueron pedidos por la fiscal N° 2 de Rosario, Adriana Saccone, y su colega de la fiscalía federal 1, Javier Arzubi Calvo. Ambos investigaron al «Peruano» con la colaboración del titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), Diego Velasco, y el titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias.
La investigación comienza en octubre de 2022 bajo la hipótesis de que Granthon manejaba todo desde la cárcel con un celular, que cambiaba cada 15 días. El dato en concreto sostenía que traía grandes cantidades de cocaína desde Salta en un camión de su propiedad y la droga era enfriada un galpón en las afueras de Rosario y luego cambiada al sur de la Ciudad.
Gran parte de los subordinados de «El Peruano» están prófugos y son los mismos que la Procunar investigó en otro expediente iniciado en el año 2021.
En esta estructura, el más importante es Facundo Pérez, alias «Jirafa», quien Granthon tenía agendado como «Jiménez» en la celda que secuestró en agosto de 2022 en su celda de Ezeiza.
«Dale, ya tu camion con los 200 pollos, descargamos eso«, la indicación «El Peruano» tiene «Jirafa» y en otro mensaje de WhatsApp le da instrucciones sobre cómo debe ser partida parte de esa cocaína: «50 Toro, 40 Rodrigo, 30 Reina, 15 Marta, 15 Mario, 10 Fede, 10 Negra, 10 Chulo«.
Del otro lado, «Jirafa» le manda la foto de un ladrillo con el logo de una corona, del cual raspó un pequeño pedazo para probar la calidad.
–¿Que tal hijo?pregunta Granthon.
–Sus piolas, trolo, x lo menos estos tres. Veremos los 200desafió a «Jirafa».
Antes Granthon había chateado con otro contacto agendado como «Sorete» (sin identificar) con el que había coordinado el envío de una trucketa Toyota Hilux para cargar la droga.
Para comprar la cocaína, «El Peruano» negoció el precio del dólar con un contacto, si usas el celular que tena en el celular.
«Hágame precio, no yo mi amigo«, el escrito y acto seguido compró 123 mil dólares.»¿Más no heno?«Preguntó y recibió como responde esta foto de una montaña de fajos de dólares.
Así de sencillo, directamente online desde la cárcel. Un negocio millonario que parece imparable.
EMJ