Garra, corazón y aguante. Eso es que tenemos Belén Succi, la histórica arquera de Las Leonas – el equipo argentino de hockey sobre césped – a lo largo de las 16 temporadas que protegió el arco argentino.
Belén retiró el año pasado a pura emoción, después de haber jugado el Mundial de España-Países Bajos. Las Leonas fueron subcampeonas y se alzaron con la medalla de plata. Y en ese mismo certamen, fue elegida como la Mejor Arquera del Mundo 2022. Broche ideal para cerrar a ciclo que la conversión la leyenda, con más de 250 fiestas, una docena de títulos y el reconocimiento y amor de millas de hinchas. Se podría decir que es la Dibu del hockey femenino (por Emiliano Dibu Martínez, el arquero de la Selección de fútbol).
In one mes cumplirá un año de haber colgado los pads como jugadora profesional y Belén aún está con sensaciones encontradas por su nueva vida. No la caretea: “Sí, es un inmenso vacío, no te voy a decir que no lo sentí. Lo sentí y lo sigo sintiendo. Se extraña: fueron 16 años en la Selección, más la etapa juvenil. Mi vida fue con Las Leonas. Entonces, claro, cuando una tiene que retirarse que trabajar la cabeza un tiempo antes.
If, se extraña: fueron 16 años en la Selección, más la etapa junior. Mi vida es con Las Leonas.
Belén Succi
Por suerte, mi familia siempre me inculcó el trabajo y la pasión por el deporte. Y una vez retirada, seguí con mi vida laboral, lo cual me hace más llevadero todo y disfruto de esta nueva etapa, en la que puedo ejercer como profesora de Educación Física, mi pasión. Tengo varios trabajos, y estoy completamente dedicado a mi hijo Bautista, 10 años. Pero retirarse no es fácil”.
Belén había previsto su retiro en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020: “Lo decidido por la pandemia. La pandemia me sacó años de vida deportivamente. Me disgustó mucho. Por un lado, sentí que tenía cuerda para jugar un tiempo más, pero con el confinamiento mi cabeza se empezó a desmotivar. Fue un estrés muy grande estar encerrada. Todo era por zoom; entrenaba en un cuadrado en mi casa; cuidar y esperar a mi hijo…
En ese momento escuché incierto que la prioridad era el cuidado de la salud y dejé en un segundo plano entrenar tan obsesivamente. Preparado un poco la bocha. Y cuando hubo que volver, se me hizo muy cuesta arriba. Entonces dije: ‘Terminan los Juegos Olímpicos de Tokio y me retiro’”.
Pero el destino tenía otro plan para Belén. El cambio de entrenador (Fernando Ferrara por el Chapa Retegui) y el inminente Mundial de España, el encendieron la mecha: «Y me dije: ‘¿Por qué no disfrutar de un último torneo y retirarme disfrutando?’ Lo hablé con mi ex (Nacho Gastaldo, papá de su hijo) and me apoyó.Más allá de que ganamos la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, costó mucho ese torneo. Por eso esa medalla se la dedicó a mi hijo y la apodé ‘la medalla de la vida’, por todo lo que soportamos. Volviendo al retiro, quería hacerlo siendo la mjor arquera y el Mundial era una oportunidad para rendir al máximo”, recuerda.
Nunca bajes los brazos
La charla se da frente al río en el Puerto de Olivos. Belén va tomando confianza y sorprende al contar los trastornos que padeció en un momento de su carrera: «Tuve muchos ataques de pánico por la presión de estar en el arco. Es un puesto dificil de llevar.
His muchas horas sola en el arco con la cabeza que te va a mil; muchas horas de entrenamiento también, con la presión de estar atenta, ya que por una o dos pelotas que entran, todo cambia.
El frío, el exceso de calor, el no ser oído, la competencia, el no tener margen de error. Y por otro lado, los arqueros tenemos la responsabilidad y función de levantarle el ánimo al equipo. ¡Muchas cosas! Pero nunca dejé de jugar y siempre luché contra los ataques de pánico”.
“Además de los ataques de pánico, tenía depresión. Tropezó mal anímicamente. No podia mas. El estrés, la presión, la ansiedad de no saber cómo iba a rendir en los partidos…»
Belén Succi
Corría el 2011 y no era tan común hablar de estas cuestiones de salud mental en el deporte: “Así es, pero estuve muy contenido por suerte. Tenía psicología y psiquiatra. Asumí lo que padecía, le puse el pecho y me dije: ‘Le voy a ganar a mi cabeza y voy a seguir‘. Sabía que me podía agarrar un ataque de pánico fuerte, después de un partido, en la habitación del hotel. y tenia herramientas para enfrentarlo. También lo habló con mis compañeras y con la segunda arquera. Tenía momentos buenos y otros no tanto. Pero nunca bajé los brazos y nunca pensé en dejar a Las Leonas”.
Belén siguió peleando con su cabeza fuera y dentro de la cancha, pero la cosa no mejoraba: «Además de los ataques de pánico, tenía depresión. Tropezó mal anímicamente. No podia mas. El estrés, la presión, la ansiedad de no saber cómo iba a rendir en los partidos; el esperar sola en el arco con la ansiedad de que no me metieran un gol. Eso me pesó mucho”.
Y en medio de ese caos, la buena noticia: el embarazo: «Ser mamá cambió la vida para mí. Arrancó una nueva etapa para mí. Me volví otra deportista. Me modificó todo por completo, porque un hijo te ordena, tenés que estar pendiente de él. Salía del entrenamiento en el CENARD, buscaba a mi hijo, me iba a casa, le cocinaba… Él me seguramente. Me volví mucho más profesional”.
Belen sonríe y se emociona al hablar de Bautista, quien nació el 30 de noviembre de 2012. Pareciera que la maternidad la curó: «Desde que huyó mamá nunca más tuve ataques de pánico ni nada”.
Ahora, en su nueva vida, lidia con cuestiones un poco más livianas: “Al principio me costó adaptarme a la soledad y el vacío de la casa. Al no entrenar más con Las Leonas y con mi hijo en el colegio, me quedó sola y sentí el nido vacío. Pero ahora estoy a mil”, dice entre risas.
Belén es directora del Campo Municipal de Deportes N° 3 de San Isidro; Impartió Educación Física en un colegio y entrena arqueras en los clubes SIC y CASI.
“También me gusta dar charlas para empresas sobre mi experiencia de vida. Voy a estudiar oratoria y hace un tiempo estudié coaching. Me gusta la Psicología también. Tuve demasiada terapia y creo que puedo ayudar al otro en lo humano. Eso hago en los trabajos que tengo”, cuenta.
“No, me gusta perder una nada. La soja es competitiva. ¡No puedo jugar ni a la play con mi hijo!”.
Belén Succi
Repasando su historia, reconoce que no tenía grandes sueños de chica. Hacía natación, jugaba al balonmano y al hockey en CASI. Le gustaron las tres. A los 16, ya atajaba en la Primera del CASI. La llamaron de Las Leonas, al toque salió campeona en el Mundial 2010 en Rosario y desde ahí no paró.
Si volviera a nacer, dés, elegiría el mismo camino, pero cambiando la manera de afrontar el día a día y la autodemandencia. Lo que no transa es su lado competitivo: «No me gusta perder nada. La soja es competitiva. ¡No puedo jugar ni a la play con mi hijo!».
Sobre el final, la última reflexión: «Soy una persona con mucha personalidad, una luchadora y elastice. Mis padres me ayudaron mucho en mi vida. Hemos pasado momentos muy duros. Pero me dieron la fortaleza de la perseverancia. Sin ellos no hubiera sido quien soy. Y por suerte, les pude devolver un poco: tuvieron la alegría de ver llegar a su hija y tocar el cielo con las manos en lo deportivo, siendo, como por ejemplo, la mejor arquera del mundo. Todo, entonces, valió la pena”.